
Ya no me quedan lágrimas que derramar
seco ha quedado el manantial de mis ojos
por ese amor que se fue sin decir adios
como se va, al llegar la noche, la luz del día
poco a poco en penumbra y sin alegría
dejando mi corazón herido y sin rumbo
que lo vaya guiando por esta vida
vida que sin ese amor, es un puro desierto
por donde vagando voy como un matorral
arrastrado por el resoplar del viento
que difícil es no saber perder
aquello que tu amor cubrió en todo momento
decirle adios, sin tu desearlo ni quererlo
hoy me duele más aún el alma por tanto sufrimiento
sin comprender su huida, ni tampoco su silencio
hoy las palabras fluyen de mi mano
impregnadas de dolor y desaliento
quieren formar mil poemas
que describan el dolor y la pena
que por tu ausencia, amor, siento
vivir sin ti, esta vida es una condena
no tiene sentido, y esta vacía de contenido.
hoy las lágrimas son mas profunda,
recordando el día en que te encontré
como quien encuentra a una nínfa
andabas perdida entre la bruma
cual debil y bella mariposa
con las alas rotas y de amor malherida,
te tendí mi mano desnuda
hasta que pude alcanzar la tuya
quise llegar hasta ti, pero no me dejo la vida
todo fue un tortuoso camino de senderos opuestos
un laberinto de sentimientos, de verdades ocultas,
de secretos guardados llenos de remordimientos
de donde emergen duras sombras de tormento.
ese día escuche de por primera vez
de tu voz mi nombre,
fue, como quien echa una botella al mar
y desde entonces nadie me ha vuelto a nombrar,
con la dulzura que tu pronunciáste, mi nombre
hoy solo siento el silencio de la noche oscura
a veces roto por el grito de la lechuza,
la oscuridad que hace forzar la retina
para a pena atisbar en el horizonte
el negro ciprés sobre la colina,
esa falsa inspiración para artistas,
que deformando van la verdad de lo que se mira.